Un secuestro orquestado lleva a Buz y al doctor Wing a conocer a un grupo de «holandeses» establecidos en la jungla y a realizar una operación de cirugía estética al líder de todo ellos, que bien puede o no ser el ínclito Adolf H., supervillano en el mundo real (y a la aparición, sin mencionarlo por su nombre, de Joseph Goebbels escuchando, naturalmente, a Wagner). Roy Crane nos mete de lleno en una trama que se adelanta a su tiempo y da ya pie, en 1947, a las teorías que luego hemos visto tantas veces de que el führer consiguió huir de Alemania y establecerse en otros continentes.