Ya sea en los elegantes palacios de los cortesanos más refinados, o en los templos vetustos de los monjes más venerables o en las chozas desvencijadas de los más humildes, lo inesperado se presenta de repente para darte una lección. Y es que, a veces, los nobles son rudos y libertinos, los sacerdotes se dejan llevar por sus pasiones mundanas y los campesinos pecan de ingenuos. ¿A caso un regente de bien le levantaría la esposa a su anciano tío? ¿Quién si no un monje libidinoso se transformaría en demonio para yacer con la emperatriz? ¿Y esa joven campesina que se ha quedado preñada por comer un nabo…?