La Iglesia de la Esvástica Dorada tiene grandes planes, pero su diosa parece desquiciada y Zhang no sabe qué hacer. Mientras tanto, el pintor Salvador Fujita se asegura de que su hija adoptada tenga todo lo que necesita para que esta no abandone en ningún momento su habitación. El Espantajo y Ken el enano descubren al fin la felicidad y la placidez de la vida campestre en compañía de la exactriz Utako Utagawa. Katan emprende una huida con Aya, pero tendrá que decidir si regresar o no a la capital. Todo esto y mucho más: alucinaciones, esputos, enfermedad, psicografías, criaturas salidas de otra dimensión, acentos extranjeros y paisajes de la era Shôwa.