En esta ucronía impensada, Oda Nobunaga tomó control del mundo entero y se estableció en un palacio tan imponente como inmenso. Su súbdito más fiel, Akechi Mitsuhide, lo traiciona y reta a un duelo por el control del planeta. En una realidad, Nobunaga gana. En la otra, pierde. El palacio, junto a la línea temporal, se divide en dos, ¡y ambas posibilidades ahora conviven como vecinas!