A mediados de la década de 1990, el historietista Joe Sacco finalizó su obra periodística más ambiciosa hasta la fecha, Palestina, y centró su mirada en un conflicto que todo el globo contemplaba con horror y consternación:la Guerra de los Balcanes. De todos los lugares que visitó durante su estancia en Bosnia entre 1995 y 1996, el que más pasión e interés le suscitó fue el enclave musulmán de Gorazde, duramente azotado por las tropas serbobosnias, aislado durante años del resto del mundo, y habitado por gentes que se debatían entre la desesperanza más pesimista y la ilusión de una paz cada vez más improbable. Fue a esta ciudad a la que dedicó en 2000 su segundo libro, destinado a consagrarlo como una de las voces más relevantes de la novela gráfica actual.