El cuarto y último tomo de La balada del norte es el final de una revolución efímera. Con Largo Caballero en prisión, Indalecio Prieto en Francia y muchos otros rebeldes muertos o escondidos, los protagonistas de esta historia vagan por las montañas de Asturias en un invierno frío de derrota. Estas páginas amueblan el vestíbulo de una casa en ruinas, el hogar roto y vaciado de la guerra civil española de 1936. Para comprender cuánto odio se acumulaba en aquellas habitaciones, cuánta rabia y dolor albergaban sus estancias, hay que pasar antes por aquí.