A orillas del mar azul, en las cuencas vacías de una muñeca ciega enterrada en la arena, se concentran todos los colores de la oscuridad. Sayoko es nueva en la escuela y no quiere jugar con nadie. Lo cierto es que no parece una niña normal. Tiene un ojo de cuarzo, y algunas costumbres extrañas. Y ve cosas que nosotros no podemos ver. La noche cae sobre el infierno. Han pasado ya cien años. Y aquí huele a carne humana.