La científica Frieda Boher es una necrófila. Esta lasciva emuladora del buen doctor Frankenstein crea un amante perfecto a partir de trozos de cadáveres «de primera calidad». Así, bajo su virtuoso bisturí nace el gigante Necrón, quien resulta ser un caníbal dotado de un sentimentalismo patético. De los orgasmos sísmicos a las carnicerías homéricas, la creadora de monstruos y su criatura fálica, depravadas descendientes de Mary Shelley, revisitan los escenarios y los temas de la literatura romántica.