El amor es un lugar. Se puede acceder a él y descender de él. Y en él, como en una capilla alta, ingrávida, los amantes han hecho y harán sus ofrendas, que incluyen la propia vida y la propia muerte. De entre todos los lugares, el amor es el que más profundamente nos toca y el que con más furia nos transforma, y solo en él conoceremos la «llama divina» que arde sin consumirse. Ser amado es un tebeo total en muchos aspectos. Como en un evangelio apócrifo, se suceden las escenas de un pasado remoto o soñado que un hilo invisible cose entre sí y a nuestra propia herida. Tan cerca de la abstracción como de la fábula infantil, melodía olvidada, libro de libros.