Ángel Molinos, doctor en psicología y dramaturgo fallido, trabaja para Otrament, observatorio de trastornos mentales afiliado a Pfizin, una conocida farmacéutica internacional que utiliza cobayas humanas en el desarrollo de nuevas drogas. Su trabajo consiste en crear nuevos perfiles psicológicos “patologizables” que aumenten el consumo de los fármacos producidos por Pfizin.