Las fuentes en Barcelona, según la ley, deben tener un color específico, un gris oscuro que pareciera ser el del metal con que están hechas, pero que en realidad es pintura gris.
Las fuentes en Barcelona deben ser pintadas de blanco para marcarlas o rehabilitarlas. La pintura blanca es útil también para remover el óxido del metal con que están hechas.
La persona que pinta la fuente es un empleado del ayuntamiento.