Durante años, muchos artistas han definido el aspecto de uno de los personajes más icónicos de la cultura popular: Batman. Entre todos ellos, quizá el más influyente es Neal Adams, que empezó a dibujar al Cruzado de la Capa justo cuando estaba en peligro de desaparecer en el agujero negro que supuso la inspiración de la TV y el olvido provocado por la aparición del Pop Art. Los dibujos de Adams devolvieron a Batman a sus raíces en el crimen urbano, instalado de nuevo en las sombras y con una nueva imagen para una nueva generación de fans. Su trabajo no solo deleitó a los lectores, sino que también inspiró a muchos escritores a alcanzar nuevas cotas de creatividad, lo que supuso un impulso sustancial para el lento ascenso del cómic como un género artístico legítimo.