Así transcurre la infancia de Florence: dulce, feliz y sin contratiempos, en un entorno privilegiado y bucólico. Sin embargo, algo no le cuadra. Algo desentona. ¿Por qué sus padres miran para otro lado cuando surgen ciertos temas? ¿Y esas risas nerviosas cuando perros o conejillos de Indias juegan de manera rara y frenética? Florence no tiene ni idea de lo que se cuece de cintura para abajo y se asoma a la adolescencia con rechazo y angustia. Además, intuye que haber nacido mujer se va a convertir en una trampa, y empieza a resistirse...