Desde su aparición en 1925, The New Yorker se ha convertido en un referente mundial del dibujo cómico, las más de sesenta mil viñetas publicadas en la revista desde entonces abarcan todos los temas posibles. Los libros han sido, desde su inicio, parte consustancial de The New Yorker: muchas obras hoy ya clásicas han aparecido antes publicadas por entregas en la revista, la autoridad de sus críticas literarias es innegable y en su sección de ficción han publicado cuentos la inmensa mayoría de los grandes escritores de los últimos noventa años. Por eso no debería extrañarnos que sus dibujantes se hayan ocupado también con asiduidad de los libros y de cuanto les rodea.