Will y Connie han discutido en el viaje. Minucias, cosas de pareja. Al llegar a casa ya se habrán reconciliado. Ahora los ánimos están calmados, pero no hay nada para cenar. Connie saldrá a comprar algo mientras Will pone un poco de orden. Pero las horas pasan, y Connie no regresa. La paranoia hace presa en Will, y todas las hipótesis que se le pasan por la cabeza son la peor de las hipótesis. En ocasiones, la vida decide tomar derroteros funestos.