Ann duerme dentro de su coche, toma vino al sol sobre el capó y se ducha en las gasolineras. Decidida, libre y liberada, prostituta ocasional, va donde la lleve el viento, huyendo de cualquier tipo de rutina o ataduras. “Yo no podría soportar ver todos los días el mismo paisaje desde la ventana”, afirma Ann. “Quiero llevar una vida más emocionante, convivir con sorpresas y peligros, el sol y la oscuridad. Mi coche es una alfombra mágica que me lleva adonde quiera, cuando quiera".