«Entonces, mientras paseaba por la biblioteca de la escuela, encontré varias ediciones reimpresas de EC amontonadas en un rincón de la sección de cómics. Solo se podían consultar en sala, de modo que me acomodé en la biblioteca y pasé horas leyendo esas historietas. Me quedé fascinado por los macabros sucesos que ocurrían en aquellas viñetas. ¡Los muertos agitados y sangrientos! ¡Las ingeniosas reinterpretaciones de las leyendas vampíricas! ¡El canibalismo! ¡Los vengativos fantasmas! ¡La rivalidad entre el Guardián de la Cripta, el Guardián de la Bóveda y la Vieja Bruja! Las historias eran escalofriantes… como ser atravesado por un furioso espectro. Las ilustraciones eran impresionantes… como si tus ojos fueran golpeados por una bola de derribo».