Bartual desgrana los mecanismos mediante los cuales se articula la secuencia, comenta críticamente las aproximaciones de otros a la materia y se detiene en ejemplos concretos. Esos ejemplos, que van desde los pioneros Hogarth o Töppfer hasta Chris Ware, pasando por Alan Moore y Dave Gibbons, Jack Kirby, Hergé o Los conejitos suicidas de Andy Riley, se van incorporando de un modo orgánico en el discurso, de forma que vuelve a ellos con frecuencia y convierte la lectura en una experiencial similar a la lectura de un cómic: lineal, pero, al mismo tiempo, panóptica.