Este Cuaderno de Verano reúne los mejores bocetos veraniegos de Miguel Gallardo, seleccionados entre las tropecientas libretas que dejó, preciosos diarios de vacaciones dibujados en la playa, en la piscina, o en tardes apacibles bajo el porche, bebiendo vino con gaseosa. Son una muestra de la expresión más libre de la obra de Miguel. Esto lo dibujaba para él, por puro placer. Gallardo hizo escuela: mostró recursos muy sólidos a la hora de dibujar situaciones, personajes o expresiones, envueltas en ese humor tan suyo, a veces crítico pero sin mala leche, siempre tierno, de esa ternura que hace sonreir. Muchos dibujantes se han inspirado en él siguiendo unas reglas invisibles sobre lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer a la hora de dibujar.