Un día, el Señor Gato es expulsado de su casa. Su dueño, harto de sus fechorías, lo ha tirado por la ventana. Casualmente aterriza sobre unas botas rojas y, con ellas y una gorra que encuentra en la basura, comienza a vagar en solitario por la ciudad. En seguida se encuentra con un conejo, cándido y necio, al que convence con su palabrería para que sea su compañero de aventuras. Los dos amigos están hambrientos y para conseguir comida tendrán que diseñar un buen plan que incluye el engaño y la astucia, además de contar con la ayuda de Elodie, que, sin proponérselo, conseguirá darle la vuelta a la historia.