Dejar una relación teniendo un trabajo, las clases, 19 años y un alquiler por delante no es nada fácil. Pero si el dibujo es tu única vía de escape, el resultado es un diario conmovedor que trata de dar forma a todas las frustraciones y miedos propios del duelo, de comprender cómo uno de los pilares que te mantenía a flote ya no está.