¡Apaga y vámonos!

Tom formó parte en aquellos años 70, de la nueva generación que, siguiendo los pasos de La Codorniz, Hermano Lobo y Por Favor, aportó al humor gráfico frescura y desparpajo, un dibujo de trazos ágiles y desenfadados y una crítica social incisiva y demoledora, en revistas como El Papus, Matarratos y Muchas gracias. Rompieron moldes y barreras y, durante la transición, pudo salir a la luz todo el talento que atesoraban, talento que les permitió gritar en lugar de susurrar. Tom fue, sin duda, uno de los mejores.