Chan tiene setenta y pocos años y lleva haciendo cómics en su Singapur natal desde 1954, cuando solo era un niño de dieciséis. Mientras echa la vista atrás a su carrera de más de cinco décadas de duración, sus historias se presentan ante nosotros en un deslumbrante despliegue de estilos artísticos y formas, y su desarrollo refleja la evolución del panorama político y social de su tierra natal y del propio universo del cómic.