Riad Sattouf nos ofrece un integral con las aventuras de Jeremías. Todo en un completo blanco y negro, sin colores estas aventuras ganan en intensidad y dramatismo. Jeremías sigue igual de angustiado pero, probablemente, incluso más patético. Vemos a Sandrine, Jean-Jacques y Jeremías evolucionar y hacer algo con sus vidas. Este (anti)héroe nos muestra sus ansiedades, sus fracasos, sus vacilaciones y cómo crece como persona. Sin embargo uno no siente que realmente esté aprendiendo de sus errores. Jeremías no es solo un antihéroe, es un buen tipo, a veces rayando la estupidez.