En Japón, cuando alguien desaparece, se dice sencillamente que se ha evaporado. Nadie lo busca: ni la policía, porque no media delito alguno, ni la familia, por el deshonor que ello conlleva. Esa noche Kaze se marcha sin dar explicaciones. ¿Qué razones le llevan a evaporarse a un modélico oficinista como él? Su hija, que lleva años viviendo en Francia, coge un vuelo destino Tokio en busca de su padre.