Bajar al perro puede llegar a ser una aventura urbana del quince. Y más si el chucho está en celo. Lo mismo que acudir a una exposición de arte moderno, alquilar una peli en el videoclub o lidiar con camellos corruptos. Al menos así ocurre en las historietas irreverentes de Vallès, que en estas páginas nos ofrece varios chutes de humor políticamente incorrecto capaz de curar todos los males.
La gente está fatal, pero quien no se ríe es porque no quiere.