Hubo un tiempo en que en Huerta ocurrían cosas. Ahora Hopey tiene un hijo de cinco años y Maggie vive con Ray, que a su vera combate el mundo todos los días. La juventud sigue siendo invulnerable pero ya no es en ellos diamante sino carbón. Combustible. Y en el fondo late la sensación última de que, por más que cambien las cosas, todo sigue más o menos igual. Más o menos bien.