¿Sabe usted ese tipo de filmes y libros protagonizados por auténticos rufianes, malas personas, desalmados de la peor calaña, pero de algún modo -en la ficción- usted acaba empatizando con ellos y cogiéndoles cariño? Pues «Primavera para Madrid» no es de esos. No sé que tienen el uso de información privilegiada, los sobornos, el tráfico de influencias, la evasión fiscal, las extorsiones, los fraudes, la malversación y el caciquismo, como que no acaba una de ponerse de su lado.