Los ejes de este relato del que algunas mujeres son las principales protagonistas, lo constituyen la educación de las clases trabajadoras, la libertad de pensamiento, el derecho de reunión y asociación, la independencia personal con respecto al estado, la iglesia y sus instituciones coactivas y normativas, los derechos laborales, y la vindicación feroz de la paridad. Como trama y urdimbre se entremezclan en nuestra narración, como se entremezclan cotidianamente los pasos de nuestros contemporáneos en la ciudad amada, transitada, desolada de la que el Raval es parte intrínseca.