Martin Wong es ampliamente reconocido por sus extraordinarias representaciones de escenografías sociales, sexuales y políticas de las décadas de 1970, 1980 y 1990. Al entrelazar narrativas de la existencia queer, las comunidades marginales y la gentrificación urbana, Wong se destaca como una importante voz contracultural que contrasta con el discurso reaccionario del establishment artístico de la época. Fuertemente influenciado por su entorno inmediato, la práctica de Wong fusiona los lenguajes visuales de la iconografía china, la poesía urbana, el grafiti, la estética carcelaria y la lengua de señas, además de inspirarse en la comunidad latinoamericana con la que se involucró estrechamente.