Los aviones sobrevuelan un escenario que puede representar cualquier ciudad. Enmarcado por el espacio blanco vemos un bar; al lado un teléfono público, un semáforo, un árbol y, unos metros más allá, un banco de plaza. En este decorado, sin más referentes, se encuentran tres personas. Llegaron hace años. Se preguntan si están en el lugar adecuado. Ensimismados, no logran comunicarse entre ellos ni con el entorno. Pero hay una fuerza que los obliga a salir de esa inercia, que actúa sobre los cuerpos de estos personajes y se desplaza, como reacción, al cuerpo del lector quien, en última instancia, se ve enfrentado a ella. Vitaliti disfruta del trazo y emociona en sus detalles, a la vez que aprovecha las posibilidades de cada viñeta, de cada página, de cada doble página, de la secuencia a través de las páginas, en fin, aprovecha las posibilidades de la historieta y la induce a su máxima potencialidad artística y expresiva.